NOCHES DESEADAS...
Karla en realidad no es su nombre, así la llaman en el trabajo que ella eligió por su condición sexual.
Sí, Karla es una mujer de 26 años de edad, voluptuosa, de cabello negro y largo, de rostro bello y angelical que denota de forma áspera la gran experiencia en el arte de amar y complacer a los hombres. Es ninfómana.
“sí así soy yo, una mujer libre y adicta al sexo, no me da pena decirlo porque esto es una característica igual a como si dijera que tengo los ojos oscuros o que mi piel es trigueña.”
Cuando tuvo a su hija, hace tres años, Karla se dio cuenta que no podía seguir ocultando lo que realmente le gustaba por encima de todo, lo que para ella, era una tentación indomable: el sexo.
Poco a poco se convirtió en lo que popularmente se conoce como prostituta fina, e inicio un camino del cual, según ella, no podrá salir fácilmente.
Sábado, 9:00 pm
Hoy como todos los días o mejor dicho noches, inicia su rutina a las 6 de la tarde, llevando a su pequeña hija a la casa de su madre para que la cuide –mientras ella trabaja-, regresa a su casa e inicia su ritual, que como de costumbre, consiste en ponerse, linda, elegante, vestirse con ropa fina y de marca, maquillarse y tal y como si fuera una empresaria exitosa sale de su casa, dispuesta a ser la mejor en su campo laboral.
“Antes de salir a trabajar, o mejor dicho a hacer lo que más me gusta trato de ponerme lo más despampanante posible, para así llevarme muchos hombres a la cama” (riéndose)
Luego de cruzar casi la mitad de la ciudad, llega a las 11:30 de la noche, a su lugar de trabajo, donde como fieras salvajes esperando su presa, sus clientes, la buscan para pasar un rato, donde el placer desbordante será la brújula para llegar al éxtasis total, que según ella, sólo se lo da el sexo.
Karla considera que su vida, no está encaminada hacia la destrucción sicológica, como lo cree su familia o más bien su mamá, puesto que de cierta forma es responsable a la hora de proporcionarle a su hija todo lo que económicamente necesita, trabaja y vive de algo que no es ilegal, y sobre todo porque hace algo que le gusta y de lo cual no se avergüenza. Ella en realidad no se ve invirtiendo su tiempo en otro tipo de trabajo, pues considera que no lo haría con tanto empeño como éste.
Nuestra protagonista tampoco se considera una trabajadora sexual, ella argumenta que “este tipo de trabajo es más normal de lo que parece, y q en nuestro país lo ven como algo obsceno, mientras que en los países industrializados este oficio cobra hasta un valor histórico, aunque mi madre diga siempre que una prostituta es igual acá y en la china.”
“Yo he sufrido mucho por el oficio que ha desempeñado mi hija, la he aconsejado demasiado pero ella, obstinada sigue en esto sin saber el daño tan grande que se está haciendo a ella misma y a mi nieta” (dice su madre con lágrimas en los ojos).
Su rutina de trabajo termina a eso de las 4 ó 5 de la mañana, luego de haber tenido sexo con aproximadamente siete hombres, que pagaron no menos de $150.000 por estar una hora con esta “dama” que está dispuesta a hacer una total realidad cualquier fantasía sexual que éstos tengan.
Exhausta pero satisfecha toma un taxi y de regreso a su casa cuenta el dinero que ganó “-hoy me fue bien, pues hoy era sábado, pero como lo he dicho siempre, la plata no recompensa el gran desfogue de placer de cuerpo y mente que siento cada vez que tengo sexo… y más con personas distintas”
Al llegar entra a casa de su madre por su hija, se va a dormir…..
"Las mujeres ninfómanas... En la actualidad se aplica a las mujeres que sienten deseos compulsivos de tener relaciones sexuales o de masturbarse sin sentirse satisfechas, es sinónimo de sexo-adicción en mujeres"Las mujeres ninfómanas
